
IDOIA ARTEAGA GARMENDIA

BIENVENIDO
Tu curiosidad te ha traído hasta aquí, tal vez, porque ya me conoces... o quizás, porque algo de lo que he escrito o hecho, te ha llamado la atención.
Sea cual sea el motivo que te ha animado a acercarte, espero que no sea la única vez que lo hagas y te doy las gracias por ello.
Un abrazo.
Idoia Arteaga Garmendia

Me niego a que enmudezcan mis palabras en este otoño incierto, amaneciendo sin ganas, pero simulando que todo va bien...
A sonreírle a quien no me apetece, seguirle la corriente a quien no lo merece o perseguir sueños endebles que ya intuía que no llegarían a ser.
Ya no estoy para soportar ironías, oír sandeces, contemplar atrocidades o consentir que este decadente mundo me arrastre con él... porque ya no me queda tanto tiempo como para prescindir de momentos, sin saber siquiera porqué.
Nada es como esperé... en realidad nunca lo fue. Pero entendí que hay que afrontar lo que toca, asumir las derrotas y aprender para crecer. Que, una mente clara puede encontrar las respuestas y un corazón valiente... hacerlas valer.
Me niego a que enmudezcan mis palabras, intimidadas por esta pandemia, porque aún me queda muchísimo por decir... entre otras cosas, lo mucho que te quiero. Y me niego a que desvanezca mi cuerpo, porque aún me reservo la ilusión de ese encuentro en el que pueda abrazarte sin miedo... mientras presumo que la vida se va haciendo primavera, a punto de florecer.
________ covid19 (2020) ________





No te guardes tus sueños... concédeles la oportunidad de desplegar sus alas, entre notas o palabras al viento. Porque, en cualquier momento, se convertirán en tu realidad

Qué importante es quererse a uno mismo. Soltar amarras, quitarse lastres; consentirse en algo, perdonarse todo. Pero recordando tomar nota y aprender un poco, que la vida no olvida y, aunque va a su antojo, siempre termina tomándonos la lección.
Imprescindible, sonreírnos ante el espejo, empatizando con esa imagen que nos devuelve mil recuerdos; alguna muesca en nuestros pensamientos y tantos cambios en el cuerpo.
Crucial, alzar la mirada al viento, sintiéndonos desde dentro, capaces de alzar el vuelo. Aun a sabiendas de ser imperfectos pero conocedores de nuestro valor.
Qué importante es quererse a uno mismo. Soltar amarras, quitarse lastres... tomar aliento y escuchar a nuestro corazón.
© Idoia Arteaga Garmendia




Voy a tocarte esta noche
mi melodía más ardiente,
para prenderte entre mis clavijas
y que, enredado a ellas, elijas,
no desprenderte jamás.
Ansío rozar tu torso
con mis cuerdas desnudas,
provocándote sensaciones mudas
que trastoquen mis trastes,
cambiando de tonalidad.
Me urge tu mirada vehemente
clavada en el mástil de mis ganas,
deslizándose por la escotadura de mi pecho
hasta llegar al ombligo de mi castidad...
que espera ansiosa mostrarte ese puente
que nos lleve de improvisto y, de repente,
donde siempre morimos por llegar.
Voy a tocarte esta noche
mi melodía más ardiente,
mientras tu incipiente entusiasmo
recorre mi impaciente voluta,
hasta el puntal de mi soledad…
Porque ya no deseo que me toque
ningún otro arco liviano,
sino sentir el sudor de tus manos,
acariciando el contorno de mi libertad.
© Idoia Arteaga Garmendia
CARTA PARA TI, AHÍ... DONDE ESTÉS.
Hola, "AMOR"...
Hoy, mi corazón, envía misivas al viento... por si, por alguna razón, también tú me extrañaras en tus pensamientos.
Te he amado tanto y de tantas maneras, en diferentes rostros, cuerpos y fronteras... que, aun sabiendo poder vivir sin ti, sigo prefiriendo sentirte conmigo; porque saberte en mi vida ilumina mis pupilas, sonroja mis palabras y me abre las puertas a la ensoñación.
No pretendo que me resuelvas nada, sino que me acompañes el resto del camino... Ni siquiera deseo ser el centro de tu vida, tu "todo" o tu deseo concedido... pero, de algún modo, me encantaría ser el oxígeno que precisas cada vez que respiras o el anhelo que te incite a no parar de sentir. Porque, a pesar de que me cautivan otras sensaciones que suplantan tu nombre, hace tiempo que aprendí a reconocerte y ya ninguna consigue reemplazar lo que tu hechizo provoca en mí.
¿Sabes? Te he llorado mucho, pero también me has hecho muy feliz... Nos hemos vivido entre pasiones desbordadas, rutinas esperanzadas y hasta cientos de promesas por cumplir; y aún ignorando a dónde y hasta cuándo llegaríamos, nos sentimos profundamente, como si no hubiera fin.
Pero obviamente, si te estoy escribiendo esto, es porque hace mucho que no coincidimos... Porque, a pesar de recordarte, a veces con nostalgia y otras con resentimiento, sigo preguntándome si aún me resta encontrarte de veras o definitivamente ya te viví.
Y ante la duda, sigo escribiéndote... para recordarte que ya nos va quedando menos tiempo; que, aunque no te busco, sí te pretendo... y a pesar de no necesitarte, no me gustaría acabar mi vida sin ti.
